Entre increíbles amaneceres y atardeceres, la calma de las grandes masas de agua reflejan la luz del sol, las aguas brillan y todo el esplendor de la flora y de la fauna hacen de los Esteros del Iberá un lugar mágico que ese hábitat nos regala. Es la reserva de agua dulce más importante de la Argentina, un verdadero paraíso para los amantes de la naturaleza.

Caminando por sus calles de arena realizamos un paseo imperdible por la Colonia Carlos Pellegrini, con el ritmo calmo, propio del litoral argentino.

Nos hospedamos en Ñande Reta Lodge, un lugar mágico, en las noches cálidas, sentarnos en sus galerías a la luz de las velas y en ese inmenso parque, nos ofrecía una paz que es casi imposible describir.
Silvia y Jorge nos abrieron las puertas de su restaurant Yacarú Porá y pudimos saborear la típica cocina correntina.

Las excursiones de navegación le permiten a uno quedar extasiados observando la cantidad de especies de aves, lobitos de río, ciervo de los pantanos, carpinchos y yacarés, inmóviles sobre el agua, como si no percibieran nuestra presencia.

Todo tiene un plus, y Martín, el guía, nos llevó a una excursión nocturna donde pudimos percibir los misterios de la noche. Embarcados en la lancha en absoluto silencio, los remos se sumergían sigilosos en el agua y avanzábamos lento, el sonido de la naturaleza en la oscuridad de los esteros será algo que jamás olvidaré…

 

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